sábado, 13 de diciembre de 2014

Cuba: La isla y los signos



El documental de Raydel Araoz sobre Samuel Feijóo, ganador del Concurso Doc Tv Latinoamérica, fue presentado en el Festival de Cine
Raydel Araoz llegó  a Samuel Feijóo a través de la trasgresión, de la búsqueda incesante y del interés por  mostrar que la ruptura de los moldes establecidos tiene mil ma­neras de cristalizarse. Araoz es poe­ta, pero no permanece en la superficie de la letra escrita ni se asoma a los lugares co­mu­nes de algunas zonas de la  escritura. El pensamiento de este joven autor va por otro la­do. Va, pa­ra decirlo de algún modo, por la cara B  de la vida, por los márgenes, por aque­­llos fenómenos  que no salen a la su­perficie pero que siempre han esta­­do ahí.
No es raro entonces que haya encontrado en Samuel Feijóo una fuente de inspiración, una sen­da para canalizar sus inquie­tudes como cineasta y alternarlas con sus habituales pasos por la li­te­ra­tura.  De su re­lación con el genio inquieto  e irreverente  de Feijóo, nació La isla y los signos, un do­­­cu­mental que aborda el carácter  de una de las fi­guras más influyentes y creativas de la cultura cu­­bana. La  obra  resultó ganadora del concurso Doc Tv Latinoamérica en el 2013 (un proyecto pa­ra la  financiación audiovisual) y fue presentada en el Festival del Nue­vo Cine Latino­ame­ri­cano.
—¿Qué te impulsó a filmar un documental so­bre la figura de Samuel Feijóo?
—Yo llegué a Feijóo de una forma muy lateral. Estaba en un grupo que hacía poesía visual y buscábamos si había un referente en Cuba.  Es un tipo de poesía que se enmarca en lo icónico y está muy mezclada con la pintura, es una línea que va avanzando a zonas donde incluso se pierde la palabra; un tipo de poesía icónica, no verbal, sino gráfica. Buscando eso hallé la revista Signos y ahí encontré la obra de Fei­jóo. A partir de ahí comencé a leerme su poesía, los cuentos, las novelas, después el paso por la es­cuela de Cine y Televisión  de San Antonio de los Baños me llevó a la idea de hacer un documental sobre ese Feijóo que no es el más difundido. Hay toda un área de su obra que no es conocida, incluso su importancia para la pintura no es del todo vista, simplemente se está volviendo a rescatar ese Feijóo pintor, un dibujante excelente, por cierto.
—Mucho se ha escrito sobre Feijóo pero ¿qué fue lo que te inspiró particularmente?
—Primero la revista, que reúne a los múltiples Feijóo que existen. Feijóo en esa revista tiene sus pinturas, su forma de diseño que es muy atípica, su poesía, pero como parte también de la estructura lógica de la revista y todas sus investigaciones. Sin dudas el documental es una apropiación de la obra de Feijóo, basado en la forma visual de su re­vis­ta, que siempre pensé que era una revista animada, por el diseño, mostrando siempre mo­vi­miento, yo atrapé esa idea y por eso in­cluí los personajes, los entrevistados y to­do, como si fueran cuerpo de esa revista.
—¿Cómo fue el encuentro con las re­giones que permanecen con un gran va­lor simbólico en  su obra?
—Yo tengo cierta formación en An­tro­pología y para mí el trabajo de campo es esencial, me parecía que no había forma de hablar de Feijóo sin re­correr los lugares donde estuvo. Por eso también me desplacé a esas zonas del Escambray y quería ver también qué quedaba de Feijóo, y de la propia  gente que produce esa cultura la cual referenciaba.
El documental, por otro lado, re­fleja  có­mo hace falta ese trabajo de Feijóo, qué pasa cuando las tradiciones o la cultura popu­lar de esas zonas comienzan a perder valor, por el mis­mo fenómeno de la migración, por ejemplo. Des­de el punto de vista conceptual es ver cómo aún tiene que seguirse haciendo, o sea, rescatar la cultura de esas zonas, porque cuando las personas pierden ese vínculo que los une culturalmente al espacio donde viven, en este caso la monta­ña, carece de sentido su permanencia  y  se van,  porque la vida es difícil y no en­­cuen­­tran por qué estar en ese sitio y se pierde la identidad.
—Los realizadores más jóvenes están enfocados sobre todo en reflejar la realidad nacional. De ahí que resalte que te hayas detenido en una figura de principios del siglo XX…
—El documental, como yo lo veo de los 90 para acá, ha mantenido un carácter de reportaje más que de investigación, también por la falta de reflejar esa cotidianidad en los medios de comunicación. De ahí que el documental que tiene un contacto directo con la realidad se ha apropiado mucho de esa zona, lo que da lugar a la poca existencia de materiales sobre figuras que no sean institucionales, pero yo vengo del mundo de la literatura, y esa influencia de la poesía, de lo que leo, pa­­ra mí es constante. Por eso  me resulta   natural de­­tenerme  en una figura de principios del siglo XX, pero mi interés es mantenerla viva y vigente.

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