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jueves, 22 de diciembre de 2016
DIRIGENTES Y BASES SINDICALES EN LA ERA MACRISTA
El sindicalismo al desnudo
Por Diego Genoud*
El actual escenario de inflación, despidos y tarifazos empujó a las centrales sindicales a la calle y las confirmó como interlocutoras sociales. Pero este protagonismo, al mismo tiempo, dejó al descubierto sus propios límites: la fragmentación entre las centrales dificulta el planteo de un plan de lucha unificado y las muestra desorientadas frente al nuevo gobierno.
Un factor de poder que sobrevivió a todo y se revitalizó durante los últimos 12 años frente a un nuevo poder político que ganó las elecciones cuando pocos lo esperaban. Los trabajadores argentinos sindicalizados frente al primer presidente que no es peronista y llega a la Casa Rosada desde el mundo empresario. La película podría ser taquillera y tendría como protagonista principal al gremialismo si no fuera por las divisiones y los traumas que arrastra.
La devaluación del 40%, los despidos y el tarifazo que marcaron los primeros meses de Mauricio Macri potenciaron el cuadro de demandas insatisfechas de los asalariados, entre las que se destacan el deterioro del poder adquisitivo frente a la inflación, el impuesto a las ganancias y el trabajo en negro.
Con el fondo de una fenomenal transferencia de ingresos que afectó el salario real, el sindicalismo argentino debutó en la calle con una movilización multitudinaria por el Día del Trabajador que lo confirmó como interlocutor social y evidenció su fortaleza, pero al mismo tiempo mostró sus diferencias de criterio.
La aspiración a la unidad
El veto del Presidente a la ley antidespidos sancionada por el Congreso volvió a dejar a la dirigencia desnuda. Mientras que las dos CTA respondieron con el llamado a un paro nacional, las tres CGT acentuaron su proceso de introspección que, en el mejor de los casos, redundará en una conducción única durante el período que va del Comité Central Confederal del 3 de junio al Congreso normalizador del 22 de agosto.
“El movimiento obrero disperso no tiene una estrategia común frente al debate social en estos meses de ajuste. Tenemos que recuperar la unidad de la CGT para superar los movimientos tácticos y pensar en el mediano y largo plazo”, dice Héctor Daer, el sindicalista de Sanidad que actúa en su doble condición de diputado nacional y mano derecha de Carlos West Ocampo, emblema de “los Gordos”. Daer fue electo en 2013 con la boleta por el Frente Renovador pero el debate de la ley antidespidos lo alejó del campamento de Sergio Massa. Su nombre es uno de los que suenan para encabezar la nueva conducción de la CGT en una fórmula de unidad que incluya a su lado a un representante del ala moyanista: el combativo Pablo Moyano, el petrolero Guillermo Pereyra o Juan Carlos Schmid, el histórico compañero de Moyano que hoy lidera la poderosa CATT, la cámara que reúne a los gremios del transporte.
Hugo Moyano, el jefe de la CGT Azopardo durante la última década, parece replegarse hacia el mundo del fútbol y dejar su tarea en manos de su hijo mayor. Después de haber activado cinco paros nacionales contra Cristina Kirchner y de haber apoyado a Mauricio Macri en el último turno electoral, no estará a cargo de la ofensiva contra su gobierno.
“El sindicalismo está hiperfragmentado. La división es mucho más profunda de lo que pensamos. Hay una ruptura política interna que es fuerte y eso no permite avanzar hacia espacios de unidad. La unificación de la CGT puede ser formal pero no implica que puedan avanzar juntos”, dice la socióloga e investigadora del Conicet Ana Natalucci, dedicada al estudio del proceso de revitalización del sindicalismo peronista en los últimos años.
La unidad de los dirigentes también parece darse en el campo de las dos CTA. Después de tener posturas antagónicas durante la era kirchnerista, Pablo Micheli y Hugo Yasky volvieron a actuar en conjunto como la variante más dinámica del sindicalismo. Sin embargo, la historia reciente los separa y los pone en situaciones muy distintas ante sus bases. “Tenemos profundas diferencias pero supimos dejarlas de lado en función de las necesidades de los trabajadores”, repite Micheli, principal abanderado de la unidad y promotor de un paro nacional de todas las centrales sindicales contra el gobierno de Macri que, por ahora, parece muy lejos.
El secretario general de La Bancaria, Sergio Palazzo, es uno de los que creen que la anunciada nueva conducción unitaria será, sobre todo, un producto de la rosca y que no saldará las diferencias políticas.
Heterogeneidad laboral y política
El movimiento sindical parece desorientado ante un Presidente que en público se muestra más amable que Cristina Kirchner, pero que tampoco cede a sus reclamos. Aunque los recibe, los convoca al Consejo del Salario y no los ataca en sus discursos, Macri vetó la ley antidespidos en cuestión de horas. La reforma del impuesto a las ganancias, la gran promesa electoral de Cambiemos para el sindicalismo, sigue afectando a los trabajadores mejor pagos. “El impuesto golpea más ahora que antes, por lo menos en mi actividad, donde pasaron a pagar más de 20 mil bancarios que antes no pagaban. Los que tuvieron una solución temporal, ahora con el acuerdo salarial están pagando lo mismo que en diciembre, incluso más”, dice Palazzo.
La Bancaria tiene afiliados a 70 mil de los 106 mil trabajadores bancarios que hay en el sistema y, según sus estimaciones, hoy 80 mil tributan Ganancias. El gremio firmó una de las paritarias más altas desde que comenzó el año –35 % en una sola cuota– y fijó el salario inicial en 20.500 pesos por mes. “El mínimo no imponible de un soltero está en 18.800 pesos, es decir que todo soltero que ingresó a trabajar está afectado”.
El sindicato que obtuvo el aumento salarial más alto del año fue, por tercer año consecutivo, el de Aceiteros, que conduce Daniel Yofra. “La ofensiva del gobierno nos agarró en un momento de mucha debilidad. El pedido de las cinco centrales de una ley antidespidos lo demuestra. Pedirles a los políticos que te salven con una ley es como pedirles a los abogados que nos resuelvan los problemas. La herramienta fundamental de las centrales es la huelga”, dice. Enrolado dentro de la CGT de Moyano, Yofra se pregunta por qué, en lugar de delegar el freno a los despidos en el Congreso, las centrales sindicales no llamaron a un plan de lucha. La respuesta tiene que ver con esa debilidad frente al nuevo gobierno que, si algo parece haber heredado del anterior, es su carácter decisionista.
Con cuarenta y ocho años, el sindicalista aceitero encabezó en 2015 un paro de veinticinco días contra las grandes cerealeras en el polo oleaginoso de Rosario que concluyó con un incremento salarial del 36%. El principal escollo para el acuerdo no fueron las empresas multinacionales del sector –que según estima el gremio, cada día muelen 100 mil toneladas de soja y obtienen una ganancia de 2 millones de dólares–. El mayor obstáculo fue la postura del entonces ministro de Trabajo, Carlos Tomada, que tenía la misión de fijar un techo paritario y no dudaba en tratar a los aceiteros de desestabilizadores. Hoy, en un contexto distinto, Yofra sigue pensando que uno de los traumas del sindicalismo es que los dirigentes se alinean, antes que con sus representados, con los partidos políticos. “La ley antidespidos sería una seguridad para los lugares de trabajo en los que no hay gremios. Si están despidiendo trabajadores privados y estatales, la pregunta es por qué los gremios involucrados no hacen paros para defenderlos”, señala Yofra.
Los casos de los bancarios y los aceiteros contrastan con la realidad de los metalúrgicos, que cerraron una paritaria del 35% pero en tres cuotas. Los afiliados de Antonio Caló cobran un sueldo promedio que es apenas la mitad del que perciben los de Palazzo y Yofra. Esa heterogeneidad laboral también se traduce en diferencias políticas. Con despidos en su sector, Caló tiene una postura más moderada, herencia de un tiempo en el que –como jefe de la CGT kirchnerista– predicaba a favor de conservar el empleo a cambio de resignar mejoras para sus trabajadores.
Después de un acto masivo que entusiasmó a muchos, el veto de Macri reactivó la imagen de una dirigencia sindical que todavía duda acerca de cuáles deben ser su rol y su estrategia. “Tanto la marcha del 29 como la ley que aprobó el Congreso sirvieron para plantearle demandas al poder”, opina Daer. Frente a los que creyeron que la concentración en el Monumento al Trabajo era el punto de partida de un plan de lucha, la discusión en el Congreso se desarrolló a puertas cerradas, sin presencia sindical en la calle. Eso facilitó la tarea del Presidente.
Si en los años noventa el MTA del camionero Moyano y el colectivero Juan Manuel Palacios encarnó la corriente más combativa del sindicalismo peronista, hoy el único sector que se perfila para ocupar un lugar similar es el de la CATT. Sin embargo, allí conviven dirigentes como Schmid y el joven moyanista Juan Pablo Brey, de Aeronavegantes, con otros como Omar Maturano y Roberto Fernández, de una tradición bastante más viscosa. Decisiva en los paros de los últimos cuatro años, la CATT todavía no movió sus fichas durante el gobierno de Cambiemos.
Nuevos dirigentes, viejas estructuras
Mientras los dirigentes dudan y buscan reagruparse, por abajo se profundiza un recambio generacional. Los sindicatos hoy tienen más afiliados, más delegados y más recursos económicos. Sin embargo, Yofra sostiene que la fuerza no surge de la cantidad de gente, ni de la recaudación de sus aportes: “La fuerza te la da la conciencia que puedan tener los trabajadores, obviamente ligada a los logros que alcance la organización”.
Para la socióloga Natalucci, una de las mayores transformaciones del ciclo kirchnerista estuvo en las bases. “Hay organización, actividad de base y dirigentes más jóvenes que incluso están en las comisiones directivas y empiezan a reactivar algunas discusiones. Pero eso todavía no cristalizó en ninguna forma organizativa nueva. En el mediano plazo empezará a notarse, pero en el corto plazo está todo bastante complicado. No veo mucho ánimo de lucha”, dice.
El mismo día de abril en que las centrales sindicales se congregaron en el Monumento al Trabajo, se produjo un hecho histórico en las fábricas Pirelli de Merlo, Bridgestone Firestone de Lavallol y FATE de San Fernando. La izquierda ganó en un frente único y por primera vez un sindicato industrial a nivel nacional, el sindicato del Neumático, que durante los últimos dieciséis años estuvo en manos de Pedro Wasiejko, el adjunto de la CTA de Hugo Yasky.
Con cuarenta años de edad y doce como operario de FATE, el electo secretario general Alejandro Crespo del SUTNA explica las razones del triunfo de la lista combativa. “Había un gremio inmovilizado frente a las acciones del gobierno anterior que atacaban a los trabajadores como el impuesto a las ganancias y la ley de ART en un sindicato que afronta graves situaciones por las condiciones de trabajo. Mientras los compañeros veían la inacción de la conducción kirchnerista, veían lo que pasaba en el SUTNA San Fernando que ya dirigía FATE”, dice Crespo, que además es miembro del Partido Obrero y de la Coordinadora Sindical Clasista. “Ganar en un gremio industrial es doblemente complicado. Hay más persecución, hay más control de la patronal, las burocracias son más duras y el laburo es menos estable. Cuando las empresas detectan que existe algún tipo de organización, empiezan con los despidos. Esto es producto de muchos años de organización”, agrega.
Crespo coincide con el aceitero Yofra en que la ley antidespidos sólo hubiera tenido éxito si venía acompañada de la acción gremial. “Las cúpulas sindicales tienen que empezar a mostrar fuerza ante los despidos; si no lo hacen las patronales no van a dejar de despedir”, sostiene.
Aunque por supuesto se trata de un fenómeno incipiente, no deja de ser sintomático: dirigentes de una nueva generación que son electos en gremios industriales y deciden mantenerse dentro de las centrales sindicales existentes.
Una agenda amplia
La democracia sindical, que incluye un límite de dos mandatos en los cargos, es un reclamo que crece y cuenta incluso con el respaldo de algunos sectores de la CGT. Después de cuatro años de acercar posiciones y coordinar acciones, Pablo Micheli asegura que Moyano padre hoy está de acuerdo con la libertad sindical.
En los momentos de mayor confrontación con Moyano, el gobierno de Cristina amagó con impulsar una reforma para democratizar los sindicatos. Pero eso nunca se concretó. Todavía hoy son mayoría los gremios en los que, cuando se quieren organizar, las empresas desactivan el proceso con el despido de los candidatos a delegados e incluso de los delegados electos. “Siguen existiendo las patotas, las persecuciones a los que quieren hablar en asamblea y no existe la democracia obrera. Nosotros vamos a reformar el estatuto para que los trabajadores puedan elegir y presentarse como candidatos”, cuenta Yofra.
La agenda del movimiento sindical es amplia. Al drama de los despidos se le suman problemas estructurales que el gobierno anterior no resolvió, como el trabajo en negro, el impuesto a las ganancias, el sistema de tercerizados, la democracia sindical y la demanda de un salario mínimo vital y móvil que iguale al costo de la canasta básica familiar que hoy duplica a los 8.060 pesos que se fijó en la reunión de mayo del Consejo del Salario. Hay otro ítem, que para la cúpula cegetista tiene tanta o más importancia: la deuda del Estado con el sistema de las obras sociales que hoy asciende a 29.700 millones de pesos y que la gestión Macri promete regularizar.
Después de doce años de gobierno kirchnerista y según los índices oficiales, la informalidad laboral se mantuvo en torno al 34%. Si uno de cada tres trabajadores sigue relegado a las condiciones de trabajo de la década del 90 y si el empleo no crece, la discusión pasará a ser otra. Así como la CTA se encargó de representar a los trabajadores desocupados en los años menemistas, hoy es la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) la que se propone ocupar un lugar similar, como portavoz de las generaciones que no lograron ingresar a la formalidad laboral: trabajadores independientes, informales y cooperativistas. Organizaciones kirchneristas y no kirchneristas conviven detrás de una consigna ambiciosa: reconocimiento sindical de la CTEP y paritarias populares para pelearle a la inflación. “Si el sindicalismo no puede pensar que hay nuevas formas de trabajo y que no todo es trabajo formal asalariado, va a tener una representación muy restringida”, apunta Natalucci.
Con un Moyano desgastado y distraído con el fútbol, el liderazgo capaz de representar a todos los trabajadores está vacante. El sindicalismo tiene un lugar central en la discusión que viene, pero está desorientado por un gobierno que se mueve en base a una lógica que todavía le resulta indescifrable. Si los tironeos entre el moyanismo, el kirchnerismo y el massismo que se vieron en la discusión por la ley antidespidos se mantienen, Cambiemos verá además facilitada su tarea. Si, como todos repiten, se ponen finalmente por delante los intereses de los trabajadores y se interpretan las necesidades de las bases, la película puede ser otra.
* Periodista.
martes, 7 de junio de 2016
GANANCIAS CAPITALISTAS y la verdadera política del burgués de Mauricio Macri
Blanqueo secreto y con mordaza
El artículo 85 del proyecto de Sinceramiento Fiscal prevé la aplicación del Código Penal y penas de hasta dos años de prisión a quienes divulguen información sobre el blanqueo.
Narcotraficantes, tratantes, evasores, corruptos, represores que hayan expatriado el beneficio de su accionar durante el genocidio; y claro está, empresarios y funcionarios que solo hayan fugado al exterior.
Todos pueden continuar el festejo que empezaron la semana pasada, cuando se conoció el proyecto de ley de blanqueo enviado al Congreso de la Nación por Cambiemos.
El proyecto del autodenominado Régimen de Sinceramiento Fiscal incluye además un artículo que es, directamente, un ataque a la libertad de expresión y a la función de denuncia que debe cumplir el periodismo.
El artículo 85 del proyecto plantea la posibilidad de aplicar el Código Penal a quiénes difundan información ligada al blanqueo. Se trata de una clara medida de amordazamiento de la prensa para garantizar la impunidad para todo tipo de negociados ilegales ocultos tras la repatriación.
domingo, 3 de abril de 2016
CAOS educativo en Argentina......... El gobierno de CAMBIEMOS no quiere pagar lo que los trabajadores necesitan para vivir dignamente
En siete provincias todavía no saben si empezarán las clases
A pesar del acuerdo en las paritarias docentes nacionales, los gremios de siete distritos aún no acordaron con los Gobiernos provinciales. El 4 de abril paro nacional educativo.
jueves, 17 de diciembre de 2015
Argentina: Un gobierno de los empresarios
Un gobierno de los empresarios
El gobierno de Macri es un gobierno de los empresarios. Además de que su gabinete está formado por mayoría de gerentes de empresas multinacionales, sus primeras medidas lo demuestran.
Carlos “Titín” Moreira
El prometido fin del impuesto al salario quedó para otra ocasión. Los cortes de luz obligaron al ministro de Energía, Aranguren (ex capo de Shell) a postergar el tarifazo de electricidad y gas, que se aplicará desde enero.
Sin embargo hubo anuncios de fin de retenciones al “campo” y la industria y reducción a la de la soja. Son unos 84.000 millones de pesos que deja de recaudar el Estado y van a manos de los dueños de los campos y grandes cerealeras (incluso industriales). Esa transferencia que beneficia a los ricos será pagada por el conjunto del pueblo con más impuestos. Además todos los que exporten recibirán un 50% más de ingresos por la devaluación del peso.
La devaluación que será cercana al 50%, significa un brutal aumento del precio de los alimentos y de otros productos de consumo popular. ¿Por qué? Porque los productores, frigoríficos y acopiadores de granos podrán exportar libremente el trigo, maíz y carne y recibirán más pesos por cada dólar vendido. Y pretenden que lo que vendan en el mercado local tenga el mismo precio que reciben por lo que exportan.
No solo la carne y el pan se adelantaron a la devaluación del peso, sino que ha aumentado todo. Hay quejas de la población por la remarcación escandalosa. El gobierno dice que retrotraigan los precios a fin de noviembre. No lo harán. Lo mas probable es que los suban ante el nuevo precio del dólar. Estos aumentos provocan inflación y se extiende a todos los productos y servicios. Los empresarios se cubren aumentando los precios, los asalariados solo pueden mantener su poder adquisitivo con aumento de sueldos. La lucha contra la inflación es una prioridad. Pero la devaluación también provocará quiebra de pequeñas empresas con su secuela de despidos y cierres. La recesión es la otra secuela de esta medida antipopular.
El gobierno de Macri actúa como un gobierno autoritario y ha provocado la crítica hasta de sus socios. Se niega a convocar a sesiones extraordinarias del parlamento y resuelve todo por decretazos. Nombró dos jueces para la Corte Suprema sin consultar al Senado, cosa que no hizo nunca un gobierno constitucional en la historia del país. El acuerdo con Lorenzetti pretende darle cobertura a la arbitrariedad. Ha elegido a varios funcionarios que han sido rechazados y que tuvieron que bajarlos como Carlos Manfroni (un reaccionario que militó en la ultraaderecha peronista en los 70) ante la denuncia que hizo Charly Garcia, como antes había sido el hijo de Avila, el de TyC Sports, que Macri nombró para dirigir la política universitaria de todo el país y ahora Bulrrich de Educación tuvo que recular ante CTERA por que Macri emitió un decreto educativo que volvía a las leyes del menemismo. Un cachivache.
Pretende actuar con firmeza para mostrar autoridad. Hasta ahora ha mostrado todo lo contrario. Por eso fue correcto que Nicolás del Caño se negara a una reunión con Macri que tenía el solo objetivo de mostrar que don Mauricio era una persona de diálogo mientras imponía decretazos y medidas antiobreras. “El ajuste que venga discutirlo al parlamento”, donde es público y la izquierda tiene cuatro diputados que le harán frente y sobre todo divulgarán sus denuncias para que todo el pueblo trabajador las conozca y no una reunión cerrada y a solas con el presidente.
Frente a este panorama las direcciones sindicales se aprestan a darle una tregua y a entrar en la negociata de un pacto social como pretende el macrismo. Para decirlo en forma sencilla: la devaluación del peso (para el gobierno y empresarios) es exitosa si la inflación no la supera. O sea si se devalúa un 50% la inflación no debería superar el 30%. Pero a su vez los salarios no pueden seguir a la inflación, ya que sino el aumento de la ganancia que pretenden los empresarios no se produciría. En síntesis: la devaluación mayor que la inflación y esta mayor al reajuste salarial.
El pacto social que pretende Macri y Triaca (nuevo ministro de Trabajo) es para acordar este robo al salario y la pérdida de puestos de trabajo, como pretendieron hacer en la ESMA y en el Congreso y los trabajadores movilizados lo han parado por ahora.
Moyano que decía que las paritarias debían ser no menos del 28%, ahora con los aumentos últimos de precios dijo: “No, ahora debemos pedir por lo menos un 30%”. Daría risa sino fuera trágico. Nada tenemos que ganar los trabajadores en un pacto social. Paritarias libres, ningún despido. Tenemos que hacer asambleas en los lugares de trabajo y exigirle a nuestros sindicatos y a las centrales sindicales que rompan la tregua y enfrenten el ajuste.
La resistencia ya comenzó
Hay algunas luchas obreras en defensa de los puestos de trabajo. La más conocida es la de Cresta Roja que el lunes 21 marcharán por el centro de Buenos Aires. El sábado 12 hubo un importante Encuentro Obrero de la Zona Norte del GBA, como parte de la preparación de la lucha contra el ajuste. Se realizó en la gráfica Madygraf que esta gestionada por sus trabajadores (ver paginas centrales). Se resolvió participar y convocar a un gran Plenario Obrero para el 5 de marzo con otras fuerzas como los compa- ñeros de la línea 60, los aceiteros y otros agrupamientos.
Rodear de solidaridad a las luchas en curso, como la de expropiación y estatización de Madygraf y Worldcolor, y coordinar. Participar de toda movilización progresiva que se convoque, como la del martes 22 de la CTA Micheli y otros. Reagrupar a la vanguardia obrera para enfrentar los ataques que gobierno y empresarios ya están implementando contra los trabajadores y contra las medidas autoritarias de Macri.
El PTS le propuso a las otras fuerzas que integran el Frente de Izquierda (PO e IS) preparar y realizar un gran acto del FIT contra el ajuste y en defensa de las conquistas obreras para marzo. Un acto donde no solo estén representados los sectores combativos del movimiento obrero sino que tenga voz y presencia la izquierda, la que conquistó 800 mil votos en las elecciones generales con la fórmula de Nicolás del Caño y Myriam Bregman y logró nuevas bancas provinciales, municipales y nacionales para el FIT en el 2015. Y logró más de 1 millón de votos en las categorías de diputados. El PTS utilizará la tribuna parlamentaria como vocero de los sectores obreros y oprimidos y para denunciar el régimen capitalista que macristas, peronistas, radicales y massistas seguirán defendiendo. Pero sabemos que nada podemos esperar de la lucha dentro de los parlamentos. Esos puestos de combate son útiles si no se limitan a la mera agitación parlamentaria. Somos conscientes, porque seguimos las enseñanzas de nuestros maestros del marxismo como Lenin y Trotsky que solo la lucha extraparlamentaria, en las calles, en las empresas, en las escuelas y facultades, en los barrios, traerá resultados positivos para los reclamos obreros y populares.
martes, 24 de noviembre de 2015
CAMBIEMOS el espacio político que le queda cómodo a la derecha cívica argentina que apoyo el golpe militar de 1976 en Argentina.
CAMBIEMOS el espacio político que le queda cómodo a la derecha cívica argentina que apoyo el golpe militar de 1976 en Argentina.
Con el triunfo electoral en balotaje de CAMBIEMOS, espacio que lidera Mauricio Macri, se comenzaron a dar expresiones de fascismo en distintos espacios de la sociedad argentina.
Repudio rotundamente al diario La Nación, tradicional representante de la oligarquía de la Pampa Húmeda, y de otras organizaciones de derecha como el OPUS DEI, o logias franco-masonicas capitalistas.
En el día de ayer saco en la editorial del diario una expresión fascista fiel al estilo de su propia pertenencia burguesa como diario informativo y de creación de subjetividades y valores burgueses..
Repudio totalmente ese hecho y es tan solo un hecho más de los muchos ataques fascistas que se vendrán con el gobierno del CAMBIEMOS en argentina para con la clase obrera argentina.
Ulises Barreiro (Escritor)
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martes, 8 de julio de 2014
Sigue la represión en Argentina para con el pueblo que reclama salarios dignos
Repudio a la represión de la Policía Federal Argentina (La vergüenza Nacional) a los trabajadores de EMFER y TATSA.
Una represión más en este año 2014, por parte del aparato represor burgues del Estado Argentino.
Por esto expreso mi “Repudio a la represión de la Policía Federal Argentina (La vergüenza Nacional) a los trabajadores de EMFER y TATSA”.
Durante la mañana del día martes 7 de Julio la Policía Federal Argentina, con el avalo político del gobierno nacional reprimió ferozmente y sin pudor a los trabajadores ferroviarios de las empresas EMFER y TATSA quienes se encontraban manifestándose cortando la avenida General Paz por genuinos reclamos de sueldos y aguinaldos.
Además se estaban manifestándose para defender su fuente de trabajo dado que las empresas fueron vaciadas por distintos funcionarios del gobierno nacional a lo largo de los últimos 10 años de gobierno, como es en la actualidad, el caso de Claudio Cirigliano según nos informaron los trabajadores.
Este acto de represión no es un acto aislado, sino por el contrario es la represión que tomo la clase dominante para atacar y aplacar el reclamo de los trabajadores (ver el pacto de gobernabilidad de la clase dominante como es el pacto Cristina Kirchner y Mauricio Macri que recientemente dejaron de lado diferencias superficiales para hacer un pacto de gobierno hegemónico burgues).
Los trabajadores que reclamaban por sueldos y aguinaldos fueron brutalmente reprimidos por la Policía Federal Argentina ante el visto bueno del gobieno que además impulsa la judicialización de la protesta social.
El gobierno nacional con su mala politica economica que impulso en estos diez años, creo esta crisis que además tiene los ingredientes de un pais dependiente economicamente de potencias que están en crisis. Generando un gran crisis econçomica que quiere descargar sobre las personas y ciudadanos que trababan.
En los incidentes ocurridos en el día de ayer en el límite de la Ciudad autónoma de Buenos Aires y el partido bonaerense de San Martín resultaron heridos decenas de trabajadores argentinos. Mientras tanto la C.G.T no hace nada mças que un tibio comunicado de repudio como para no perden imagen ante los trabajadores que ven pasivo a su obsoleto gremio burocratica que tranza con la patronal y los dis gobienros de turno entregando a los trabajadores.
Por esto, mi total repudio a la represión y mi apoyo y solidaridad con los compañeros trabajadores de EMFER y TATSA. Hoy martes 8 de julio habrá varios cortes de calles en apoyó a los trabajadores que fueron agredidos por el aparato represor del Estado… en este caso “La Policía Federal Argentina”
Ulises Barreiro
(Docente del Bachillerato Popular 1 de Mayo)
Fotografía de TN: Es interesante ver desde una perspectiva sociológica las noticias, en este caso como son transmitidas por los medios hegemónicos de información masivos (en este caso de la imagen de TN) que la noticia es “abrieron” la avenida general Paz, y no que “hay seres humanos siendo reprimidos”. Para pensar como diría Chomsky “Los medios no están para informar sino para desinformar”…
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